En pleno corazón de África en la República Democrática del Congo abunda una gran variedad de recursos minerales entre ellos los diamantes, considerado el producto de exportación más caro del país. Pero ello no le ha dado beneficios a los ciudadanos, todo lo contrario, trajo consigo la guerra de los “diamante ensangrentados”.
Unos 10 mil quilates en diamantes de alta calidad con un valor aproximadamente de entre tres y cuatro millones de dólares, son extraídos ilegalmente cada mes por cientos de hombres que con picos, palas y azadas excavan por la noche de manera clandestina bajo protección armada; posteriormente veden las piedras preciosas a intermediarios, que de madrugada se acercan hasta la explotación y tras medir exhaustivamente con balanzas electrónicas para saber el peso exacto de los diamantes, no importa si un diamante está esta defectuoso o quebrado, por lo último envían a Kinshasa, la capital del país, de donde son exportados a Asia y Occidente.
Además del gobierno, las tropas zimbabuas que apoyan al régimen de Kinshasa son las otras grandes beneficiarias de la explotación en Mbuyi Mayi, donde hay una importante misión militar enviada por el presidente Robert Mugabe.
Las ganancias de la venta de los diamantes permite financiar, las compra de las armas, pagar a las tropas y la continuidad de la guerra. En ocasiones, los objetivos políticos que se tenían en un principio, se pierden en el camino, y la guerra se convierte en un fin en sí misma, ya que permite infinidad de negocios lucrativos que no serían posibles en tiempo de paz como por ejemplo la prostitución infantil.
Pero para que los diamantes puedan tener acceso al mercado mundial, se necesita una red de cómplices en los que está empresas de países extranjeros, y los mismos gobiernos de estás empresas que permiten el contrabando y el comercio si un buen control.
Tras una investigación que realizo la ONU encontró que se trataba de una guerra dirigida por “ejércitos de empresas” para apropiarse de los metales de la zona, e hizo acusaciones directas a Anglo-América, De Beers, Standard Chartered Bank al igual que empresas de la República Checa, Israel y Ucrania.y cien corporaciones más.
Eso dio lugar a que en mayo de 2000, los países productores de diamantes del sudeste de África se reunieron en la ciudad de Kimberley, en Sudáfrica, para mejorar el proceso de comercio de esos diamantes; dos años después se creo el Proceso Kimberley de Certificación, que impone condiciones estrictas a todos los países participantes para evitar que los diamantes de guerra entren en el mercado legal.
Unos 10 mil quilates en diamantes de alta calidad con un valor aproximadamente de entre tres y cuatro millones de dólares, son extraídos ilegalmente cada mes por cientos de hombres que con picos, palas y azadas excavan por la noche de manera clandestina bajo protección armada; posteriormente veden las piedras preciosas a intermediarios, que de madrugada se acercan hasta la explotación y tras medir exhaustivamente con balanzas electrónicas para saber el peso exacto de los diamantes, no importa si un diamante está esta defectuoso o quebrado, por lo último envían a Kinshasa, la capital del país, de donde son exportados a Asia y Occidente.
Además del gobierno, las tropas zimbabuas que apoyan al régimen de Kinshasa son las otras grandes beneficiarias de la explotación en Mbuyi Mayi, donde hay una importante misión militar enviada por el presidente Robert Mugabe.
Las ganancias de la venta de los diamantes permite financiar, las compra de las armas, pagar a las tropas y la continuidad de la guerra. En ocasiones, los objetivos políticos que se tenían en un principio, se pierden en el camino, y la guerra se convierte en un fin en sí misma, ya que permite infinidad de negocios lucrativos que no serían posibles en tiempo de paz como por ejemplo la prostitución infantil.
Pero para que los diamantes puedan tener acceso al mercado mundial, se necesita una red de cómplices en los que está empresas de países extranjeros, y los mismos gobiernos de estás empresas que permiten el contrabando y el comercio si un buen control.
Tras una investigación que realizo la ONU encontró que se trataba de una guerra dirigida por “ejércitos de empresas” para apropiarse de los metales de la zona, e hizo acusaciones directas a Anglo-América, De Beers, Standard Chartered Bank al igual que empresas de la República Checa, Israel y Ucrania.y cien corporaciones más.
Eso dio lugar a que en mayo de 2000, los países productores de diamantes del sudeste de África se reunieron en la ciudad de Kimberley, en Sudáfrica, para mejorar el proceso de comercio de esos diamantes; dos años después se creo el Proceso Kimberley de Certificación, que impone condiciones estrictas a todos los países participantes para evitar que los diamantes de guerra entren en el mercado legal.
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