La fuerte presencia de grupos armados, la explotación ilegal de recursos minerales, el tráfico de armas, el reclutamiento de niños soldados, la violencia sexual, el odio étnico y el drama de miles de desplazados y refugiados forman parte del día a día de los congoleños. La República Democrática del Congo no es sólo escenario de un terrible enfrentamiento tribal; es también el campo de batalla de grupos rebeldes y distintas mafias de Ruanda, Uganda y Burundi, que se disputan el control de los principales yacimientos de diamantes, oro, petróleo, uranio y recientemente de coltán; un material que en poco tiempo ha pasado de ser una simple curiosidad mineralógica a un elemento fundamental en el avance tecnológico. El coltán no es un mineral propiamente dicho, es realmente la combinación de dos minerales, la columbita y la tantalita que por sus capacidades eléctricas constituyen una pieza clave en la fabricación de dispositivos electrónicos cada vez más pequeños. Casi un 80% de las reservas mundiales de coltán se encuentran en la República Democrática del Congo, un regalo de la naturaleza que ha beneficiado solo a unos pocos en detracción de la libertad y el bienestar de la mayoría. Según investigaciones de diversas agencias internacionales y ONGs, los ingresos por la explotación del mineral se han utilizado para financiar distintos bandos de la conocida como “Segunda Guerra del Congo”. Este conflicto perpetrado y fomentado por guerrillas y grupos rebeldes de dentro y fuera del país, ha dejado un saldo aproximado de cinco millones de muertos, el mayor número de muertes desde la segunda guerra mundial.
Extracción de coltán
Occidente respalda el tráfico ilegal
Informes de las Naciones Unidas señalan que el Ejército Patriótico Ruandés lleva a cabo tareas de extracción venta y distribución del coltán hacia importantes empresas de occidente. Este ejército explota a la población congoleña para obtener el mineral y de allí lo pasan a Ruanda donde es tratado y preparado para exportar a sus principales compradores EEUU, Alemania, Holanda, Bélgica y Kazajistán. Mientras uno de los más “privilegiados” países por su riqueza natural se sume en la más terrible pobreza, los principales traficantes: Ruanda y Uganda, se benefician de planes de cooperación con potencias como Estados Unidos y gozan de privilegios como la condonación de parte de su deuda externa. Esta es una guerra dispar en todos los ámbitos, en un lado se encuentran Ruanda, Uganda y Burundi con el apoyo de EEUU, el FMI y el Banco Mundial , en otro bando se encuentran Angola, Namibia, Zimbaue y Chad, y en el medio la RDC. La explotación del coltán ha repercutido en diferentes dimensiones: ha estimulado conflictos armados entre facciones locales, ha esclavizado a los trabajadores que extraen el mineral y ha destruido el hábitat de varias especies de gorilas en peligro de extinción. La guerra es una realidad en esta región mientras los países más desarrollados por comodidad, ignorancia o conveniencia continúan impasibles con la utilización del coltán (proveniente de las zonas en conflicto) para enriquecerse con sus teléfonos móviles, GPS, satélites artificiales, armas teledirigidas, televisores de plasma, videoconsolas, ordenadores portátiles, PDAs, MP3...
Señalados con nombre y apellido
A pesar de que muchas empresas han optado por comprar coltán de otras regiones por la dificultad de identificar el mineral adquirido mediante contrabando del explotado legítimamente; algunos países no solo compran sino que también facilitan el contrabando y la financiación de guerrillas. El IPIS (Internactional Peace Information Service), Servicio de Información para la Paz Internacional ha realizado un detallado estudio sobre las vinculaciones de empresas occidentales en la financiación de la guerra en RDC a través de la compra de coltán.
El monopolio de esta actividad está en manos de la compañía Somigl (Sociedad Minera de los Grandes Lagos), una empresa mixta de tres sociedades: Africom (belga), Promeco (ruandesa) y Cogecom (surafricana). La Somigl entrega 10 dólares por cada kilo de coltán a traficantes ilegales como el movimiento rebelde Reagrupación Congoleña para la Democracia (RCD), otorgándoles así más poder para continuar con esta guerra. El propio presidente de la RCD, Adolphe Onusumba, ha reconocido los enormes beneficios que reciben al vender coltán al somigl: “Con la venta de diamantes ganábamos unos 200.000 dólares al mes. Con el coltán llegamos a ganar más de un millón de dólares al mes”.
Adolphe Onusumba
El informe señala además que la gestora del Somigl es Azazi Gulamali Kulsum, una famosa contrabandista de la región, muy ligada a un dirigente hutu de Burundi Léonard Nyangoma. Gulamali pasó en poco tiempo de ser el principal abastecedor de armas de los rebeldes hutus en Ruanda a trabajar con el ejército ruandés en su persecución contra los hutus.
Léonard Nyangoma
La periodista Marina Rini, asegura que en Butembo, una ciudad al noreste de la RDC, operan seis compradores extranjeros, la mayoría son ex soviéticos rusos o kazakos, que exportan el coltán principalmente a Kazajstán. Documentos presentados por la ONU vinculas a la hija del presidente kazako, Nursultan Nazarbaev, cpn el tráfico de coltán a través de sociedades belgas. La hija de Nazarbaev está casada con Vassili Mette, director general de Ulba (http://www.ulba.kz/en/), una empresa kazaka que extrae y refina uranio y coltán. Entre las compañías belgas vinculadas se encuentra Cogecom sprl y Cogear (que está registrada en Bélgica con una dirección ficticia) que han aportado a los rebeldes congoleños de RCD ingresos de hasta 600.000 euros en un solo mes. Otras empresas Europeas como el grupo alemán Masingiro GMBH han llegado a importar hasta 75 toneladas de coltán en un trimestre, el cual se ha exportado a través de las compañías de transporte TMK (vinculada a la RCD), A.B.A.C y NV Steinvweg (Bélgica), dicho coltán se destinó a la fábrica de tratamiento de tántalo en manos de H.C. Starck, filial de Bayer
Nursultan Nazarbaev
Otros datos aportados por el IPIS revelan la participación del empresario suizo Chris Huber en la financiación del esfuerzo de guerra de Ruanda. Sus compañías Finmining y Raremet compran el coltán de Rwanda Metals, una compañía que actúa en nombre del ejército ruandés y lo revende a la fábrica de transformación Ulba en Kazajstán. Además se ha vinculado a Chris Huber con el traficante de armas, Victor Bout, un suministrador de diferentes grupos rebeldes y armados en África.
Victor Bout
Otra gran empresa asociada al conflicto es Eagle Wings Resources (EWR) un empresa mixta entre la americana Trinitech y la holandesa Chemi Pharmacie Holland. El representante local de EWR en Kigali (capital de Ruanda) es Alfred Rwigema, el cuñado del presidente Paul Kagame. En reiteradas oportunidades la ONU ha acusado al presidente ruandés de fomentar la explotación ilegal de los recursos naturales de la República Democrática de Congo.
Por su parte, empresas como Alcatel, Compaq, Dell, Ericsson, HP, IBM, Lucent, Motorola, Nokia, Siemens,AMD, AVX, Epcos, Hitachi, Intel, Kemet, NEC. Están relacionadas indirectamente con esta guerra por la dudosa procedencia del coltán que utilizan en la fabricación de sus productos.
A merced de las potencias.
Diferentes líderes congoleños, han hecho pública su decepción de ciertos mediadores en el conflicto, y creen que realmente a pocos les interesa resolver el conflicto, para seguir así enriqueciéndose a costa de la guerra. El obispo congoleño de Kamina, Mons. Jean-Anatole Kalala Kaseba durante un encuentro con el Comité de Solidaridad con el África Negra en Madrid exigió responsabilidades: “Creemos que los que han creado esta situación pueden ponerle fin, especialmente los americanos. La ONU está allí, incluso en mi diócesis. Son observadores, pero ¿qué es ser observador? Tienen un programa que no quieren decirnos. Aseguraron que venían para ponerse entre los beligerantes, pero vienen a confirmar la partición del país. Tenemos razones para creer que estos observadores han sido enviados por las multinacionales. El ex presidente de Botsuana Kett Masire –el mediador en el conflicto congoleño– ha dicho claramente que si fracasa el diálogo intercongoleño, la ONU tomará de nuevo el país en sus manos. No es nuevo. Esta guerra ha sido provocada para esto. La ONU quiere que fracase el diálogo para dirigir el país como un protectorado. Creo que la ONU está hoy al servicio de una gran potencia y hace lo que ella quiere”.
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